Estos últimos años han sido especialmente complejos para la industria del automóvil. La pandemia, la crisis de los microchips, la creciente inflación… Y todo ello sin dejar a un lado los estrictos objetivos de emisiones de la Unión Europea, con el fin de la comercialización de vehículos nuevos de combustión interna marcado en el calendario para 2035. Un cóctel explosivo que afecta a la competitividad de nuestra industria y que plantea nuevos retos al sector de la automoción en materia de movilidad sostenible.
Actualmente, nos encontramos en un contexto de demanda decreciente y problemas de disrupción de la cadena de suministro. Ambos pueden suponer una pérdida de competitividad en el mercado. Por esa razón, la industria del automóvil debe orientar su hoja de ruta para los próximos años, con el objetivo de mejorar la competitividad del sector automoción en España y contribuir al posicionamiento del país como un hub con capacidades diferenciales.
En esta línea, desde la Asociación Española de Fabricantes de Vehículos y Camiones (ANFAC), junto con la Asociación Española de Proveedores de Automoción (SERNAUTO), de la mano de nuestros respectivos socios, hemos analizado los últimos cambios acaecidos desde 2020 y hemos identificado las áreas donde poner el foco y los recursos.
En esencia, con la ayuda de KPMG, hemos replanteado la forma de afrontar los nuevos retos del sector automoción en España.
El contexto actual condiciona los retos del sector automoción en España
No es posible saber cómo abordar los nuevos retos del sector de la automoción en España sin echar la vista atrás y entender en que situación nos encontramos. Solo de esta forma se puede establecer una visión sobre una nueva política industrial coordinada que permita abordar con éxito el proceso de transformación tecnológica e industrial al que se enfrenta la automoción.
Esencialmente, la industria de la automoción española se ve amenazada actualmente por dos factores: la demanda y la oferta decrecientes. Ambas se han originado debido una serie de factores y acontecimientos que han tenido lugar estos tres últimos años.
La demanda decreciente
La disminución de las matriculaciones tiene su origen en
- La incertidumbre económica: el Covid, el conflicto Rusia-Ucrania y la crisis de materias primas han derivado en una potencial crisis económica para 2023-2025 en Europa. Esto supone un freno a la compra de vehículos. Las familias priorizan el ahorro y aplazan la inversión.
- La incertidumbre tecnológica: la estricta normativa europea, con la llegada de la norma Euro 7 en 2027 y la prohibición de venta de vehículos de combustión interna en 2035; unido al amplio elenco de tecnologías de propulsión disponible en la actualidad, genera incertidumbre. Además, existe un claro desajuste entre el elevado precio del VE y el poder adquisitivo medio de la clase media española.
- El cambio en las tendencias de compra: ha crecido el interés por las nuevas alternativas de movilidad, en lugar de los vehículos en propiedad. Además, los vehículos importados y de segunda mano han ganado un importante peso en España por su valor añadido y los elevados plazos de entrega de los coches nuevos.
La oferta decreciente
La producción de vehículos también ha disminuido a causa de:
- La crisis de semiconductores y otras materias primas, debido a la dependencia europea de Asia: mayor demanda, cancelación de pedidos, problemas logísticos y precios superiores han provocado una rotura de stocks. Se han sufrido eventuales paradas en las líneas de producción.
- Inflación e incremento de costes energéticos y logísticos: causados por la pandemia, el bloqueo del canal de Suez, el conflicto Rusia-Ucrania, el incremento en el precio del contenedor y las paradas de parte del sector transporte en Europa por el elevado coste de combustible.
Cómo abordar los retos del sector automoción en España
Desde ANFAC y SERNAUTO abogamos por promover un entorno competitivo con el que seguir garantizando la presencia en España en toda la cadena de valor del vehículo electrificado y conectado. Un enfoque donde se evite la fragmentación de políticas y el establecimiento de objetivos sin las condiciones esenciales para su implementación.
Hemos replanteado la forma de afrontar los nuevos retos identificado cinco factores que reforzarían la competitividad del sector. Promoviendo la soberanía industrial y tecnológica, estos factores competitivos se apoyan sobre una nueva propuesta de política industrial, actualizada y ajustada a las nuevas demandas del sector:
1. Control sobre la cadena de valor
Lograr que España pueda estar presente en todas las etapas de la cadena de valor de producción del vehículo electrificado (incentivo de la implantación de gigafactorías de baterías, menores trabas burocráticas a la extracción de litio, promoción de la producción de componentes electrónicos de valor añadido…).
2. Apuesta por la tecnología, el conocimiento y la I+D+i
Avanzar en la generación, retención y aprovechamiento del ecosistema de innovación y crecimiento industrial (deducciones fiscales en I+D+i, digitalización en la cadena de producción y establecimiento de centros de desarrollo tecnológico y de conocimiento).
3. Aprovechamiento sobre la normativa verde
Aprovechar el origen renovable existente en nuestro país convirtiéndolo en un factor diferencial (remanufacturing de vehículos y componentes, uso de energías renovables…).
4. Adecuación al nuevo mercado del vehículo eléctrico
España ha de potenciar su mercado, descolgado de Europa, mediante más ayudas a la producción y compra de VE, menores trabas burocráticas y una mayor apuesta por la formación, entre otros.
5. Ecosistema económico-político favorable
España debe reposicionarse como un país favorable a la fabricación de componentes y automóviles y a la comercialización de estos. Para ello es necesario fijar un interlocutor único y directo de la industria con la Administración; así como otro tipo de iniciativas que mejoren la gobernanza en relación a las medidas a abordar.
La transformación tecnológica a la que se enfrenta el sector hacia la movilidad sostenible supone una oportunidad industrial para España. Y hemos de aprovecharla. Si queremos afrontar de forma satisfactoria esta revolución y los desafíos más inmediatos, hemos de crear una nueva política industrial que garantice la competitividad del sector y potencie a España como referente de producción en el sector automovilístico.