Que había ganas de vernos, juntarnos y abrazarnos, era obvio, pero lo que vivimos el pasado mes de abril en IFEMA, fue de “una autentica bocanada de aire fresco” unido a unas grandes ganas de seguir adelante dejando atrás lo peor de la pandemia.
Cinco pabellones completos, pasillos llenos desde el primer día, lanzamientos de novedades cada hora, periodistas de aquí para allá intentando cubrir todos los eventos, hubo infinidad de foros y jornadas que enriquecieron la feria y se la hicieron más atractiva al taller… Después de lo experimentado estos dos últimos años, fue una inmensa alegría ver otra vez la posventa de automoción “en ebullición”, mostrando su mejor cara, la de la innovación y el talento, al servicio de los ciudadanos para darle lo que necesita en pro de una movilidad sostenible.
Un sector comprometido que, a pesar de la incertidumbre imperante y de la compleja situación a nivel global, sigue garantizando día a día una movilidad segura de personas y mercancías, gracias a esa cadena perfectamente engrasada que conforman los proveedores, los distribuidores de recambios y los talleres.
Como muestra el Observatorio del Estado de la Opinión de los Profesionales de la Posventa, que elaboramos junto a GIPA (una iniciativa que pusimos en marcha en plena pandemia), en 2021 la facturación de los fabricantes de recambios se incrementó un 17% y la de los distribuidores un 16%, lo que significa que en esta parte de cadena de la posventa se habrían superado ya los niveles prepandemia. Que haya aumentado la facturación no quiere decir que haya aumentado la rentabilidad necesariamente.
No obstante, aunque hayamos alcanzado ya los niveles prepandemia, la preocupación continúa debido a la elevada inflación, las tensiones geopolíticas y la ralentización de los flujos logísticos que están afectando significativamente a toda la cadena.
Los fabricantes de recambios tendrán que seguir afrontando los problemas de disponibilidad y abastecimiento de ciertos productos y gestionando el aumento de los costes y el precio de las materias primas.
Antes de la pandemia, nuestro sector (fabricantes de componentes) ya estaba inmerso en un proceso de transformación sin precedentes. No hay que olvidar que la industria de componentes es responsable del 75% del valor final del vehículo y que invierte en I+D+i el triple de la media industrial; y muchas de estas tendencias ahora se han acelerado.
Entre todo este incierto y complejo panorama que nos rodea, se podría decir que Motortec fue un oasis y, a la vez, una bocanada de aliento. Todo está muy complicado sí, pero el sector de automoción y, más concretamente, el de la posventa, es resiliente por naturaleza, luchador e innovador, como se pudo apreciar, un año más, en el certamen. A pesar de las dificultades que atraviesan, las empresas no han parado de innovar y de desarrollar nuevos productos, servicios y herramientas para el taller que incorporan la última tecnología. Tecnología que, incorporada en nuestros vehículos, garantizan nuestra seguridad al volante y en las carreteras.
Así se lo pudimos mostrar a las diferentes autoridades que amablemente nos visitaron. Tuve oportunidad de acompañar a diferentes políticos a conocer nuestras empresas y he de destacar la atención y el compromiso que todos ellos mostraron con las inquietudes trasladadas.
El único sabor agridulce que tuvo el certamen fue la ausencia de Benito Tesier, Presidente del Comité Organizador de la feria y Presidente de la Comisión de Recambios de SERNAUTO, por un pequeño problema de salud, uno de los artífices de la buena salud que se respira en Motortec y al que todos echamos mucho de menos. Su ausencia se notó.
Y es que en Motortec se respira “buen rollo”. La humanidad y cercanía que caracterizan a los profesionales que la conforman, le otorgan a la posventa una personalidad muy especial, difícil de entender desde fuera. Algo que quedó de nuevo patente en la pasada edición de Motortec que, desde el punto de vista comercial, también supuso afortunadamente la vuelta a las ferias y al networking con todo el auge con que las dejamos. ¡Larga vida a Motortec!