- La transición hacia la movilidad del futuro debe de ser progresiva para poder alcanzar los objetivos en la reducción de la huella de carbono.
- El sector de los recambios tiene un fuerte compromiso con la sostenibilidad y la descarbonización.
“Proteger el medio ambiente no es un lujo que podemos escoger disfrutar, sino una cuestión de supervivencia”. Esta sencilla frase de Oscar Auliq-Ice, inversor, administrador de fondos de cobertura y filántropo retrata de manera clara la realidad en la que vivimos. La industria de automoción no es ajena al desafío medioambiental. Por esa razón, está enfocando sus estrategias y procesos en la reducción de la huella de carbono del vehículo en todo su ciclo de vida y las emisiones de CO2.
Si queremos conservar el medio ambiente es necesario llevar a cabo un cambio tanto de mentalidad como de nuestras prácticas. Por esa razón, en los últimos años estamos viendo una mayor implicación de los diferentes agentes en la lucha contra el cambio climático. El sector de recambios de automoción, como pieza clave en la economía española y europea, lleva la sostenibilidad en el ADN.
El compromiso del sector de los recambios con la sostenibilidad
La regulación es un condicionante que está constantemente presente en el diseño de las estrategias de los proveedores de recambios, siempre orientadas a impulsar la movilidad sostenible. Las tendencias de la movilidad suponen que el coche del futuro será electrificado, autónomo, conectado, compartido y personalizado.
Todos estos cambios tienen un fuerte impacto en las empresas del sector y sus procesos, tanto en la cadena de suministro como en el mercado de recambios de automoción. Suponen un cambio en el impacto social y ambiental de sus productos y un desafío en el momento de mayor complejidad regulatoria y económica. Es por ello por lo que durante las próximas décadas el sector de automoción se enfrentará a un cambio de paradigma sin precedentes que transformará la industria del recambio.
La reducción de la huella de carbono requiere de un cambio normativo
El Pacto Verde Europeo representa una gran oportunidad para alinear las políticas climáticas y para integrar, con un planteamiento holístico, las diversas legislaciones sectoriales enfocadas a reducir la huella de carbono y las emisiones de CO2. El objetivo último es alcanzar en 2050 la neutralidad climática y, el reto, adaptar los niveles de reducción de emisiones de CO2 de los vehículos a los nuevos objetivos.
Los cambios legislativos deben fijar objetivos realistas y alcanzables, basándose en el principio de neutralidad tecnológica. Así mismo, deben garantizar una competencia leal en el mercado y dejar prevalecer las soluciones más eficientes. Pero el cambio ha de ser progresivo y debe integrar toda la gama de tecnologías de sistemas de propulsión:
- Mejoras de eficiencia de los motores de combustión interna y su adaptación a los combustibles renovables y bajos en carbono (hidrógeno, biocombustibles y combustibles sintéticos).
- La electrificación (con batería o pila de combustible).
- Los diferentes grados de hibridación.
Medidas para reducir la huella de carbono
La clave para la reducción de la huella de carbono es ofrecer diversas soluciones adaptadas a cada necesidad, facilitando la transición de los combustibles fósiles e incentivando la contribución de los renovables y bajos en carbono. Lo ideal es que las políticas climáticas tengan en cuenta las emisiones del pozo a la rueda y durante todo el ciclo de vida del vehículo. De esta forma se podrán reducir las emisiones no solo de los vehículos nuevos, sino también de la flota existente.
Las empresas fabricantes de componentes para automoción apoyan el Acuerdo de Paris de 2015 y el objetivo de la UE de alcanzar la neutralidad climática en 2050. Por ello, aportan soluciones tecnológicas para lograr los ambiciosos objetivos de la movilidad sostenible. En este contexto, es fundamental el desarrollo de un marco legislativo tecnológicamente abierto.
Este debe tener en cuenta los objetivos medioambientales, sociales y económicos, salvaguardando la competitividad, la innovación y el empleo en el sector de automoción. La transición a la movilidad del futuro ha de ser progresiva y contar con certidumbre regulatoria. De esta forma, las empresas alcanzarán los objetivos de forma eficiente, con plazos que incentiven las decisiones de inversión y que permitan su recuperación.
La apuesta del sector para reducir las emisiones de CO2 del vehículo
En base a la premisa de que “cada gramo cuenta”, los proveedores de automoción están trabajando en sistemas para reducir las emisiones de CO2 y la huella de carbono. La industria se está transformando completamente para contribuir a la descarbonización. Algunos ejemplos son:
- Los sistemas de recuperación de energía mecánica de la frenada o térmica de los gases de escape.
- Los nuevos materiales, diseños y estructuras multimaterial para reducir el peso de los componentes y del vehículo en su conjunto (cada 100 kg de reducción de peso disminuyen 8,5 g/km las emisiones de CO2).
- La mejora de la eficiencia energética de los sistemas de ventilación, climatización, iluminación y otros dispositivos eléctricos y electrónicos del vehículo.
- Las ecoinnovaciones.
- La mejora de aerodinámica y reducción de resistencia a la rodadura.
- La conectividad y automatización que permiten mejorar la movilidad y reducir la congestión.
No menos importantes son los cambios llevados a cabo en el proceso de fabricación. Cabe destacar la mejora de la eficiencia energética de los procesos de producción, su digitalización y las prácticas de economía circular. En este sentido, adquieren gran notoriedad el ecodiseño, la reutilización, la refabricación y el reciclado.
El sector de los recambios trabaja en estrecha relación con sus grupos de interés para abordar con éxito los desafíos de una transición de la industria automovilística tradicional al nuevo modelo de movilidad del futuro, marcada por la reducción de la huella de carbono y de las emisiones de CO2.